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¿ Pero bajáis con botellas verdad ?  En el año 2019 todavía mucha gente me hace esta pregunta cada vez que sale en el transcurso de una conversación la pesca submarina. Cuando les explico que tenemos que sumergirnos en apnea durante uno o dos minutos, nadar con la propulsión de nuestras piernas y disparar una varilla de acero inoxidable a una presa que está en su medio, normalmente no salen de su asombro. Esta simple interrogación denota el grado de desconocimiento que hay en torno a esta actividad cinegética y por la que en multitud de ocasiones es injustamente atacada.

El Orígen

La Pesca Submarina es la Madre de todas las Actividades Subacuáticas, incluso de los más reconocidos buceadores autónomos que encontraron en ella un primer paso para descubrir el mar.

En el año 1938 Jacques-Yves Cousteau, uno de los mayores divulgadores y pioneros descubridores de la vida en los océanos, escribía estas palabras en su best seller "El mundo silencioso": <<Tailliez, Dumas y yo nos dedicamos con apasionamiento a la caza submarina, con la ayuda de ballestas, lanzas, fusiles de muelle y arpones propulsados por la explosión de un cartucho. Los pescadores profesionales decían que nosotros ahuyentábamos la pesca, echábamos a perder sus redes, saqueábamos sus jábegas y originábamos el mistral con nuestros tubos de respiración. En la época de nuestro buceo con lentes, Dumas apostó en Le Brusq que era capaz de cazar cien kilos de pescado en dos horas. Efectuó en este tiempo cinco zambullidas, hasta profundidades de trece a diciocho metros . A cada zambullida alanceó y luchó con un pez gigantesco, en el breve período en que era capaz de retener su respiración. Sacó cuatro meros y una palometa de unos cuarenta kilos. El peso de estos pescados totalizaban los ciento treinta kilos.>>

Philippe Tailliez, amigo de aventuras de Cousteau se refería así a sus comienzos en la pesca submarina allá por el 1956 en su autobiografía "Explorando el mundo submarino": <<Partíamos por la mañana con un bagaje ínfimo: nuestro arpón, una red para guardar el pescado, un viejo cuchillo, un cinturón lastrado y una lima para aguzar las puntas de nuestros arpones. Cuando bajábamos a la playa, lo primero que hacíamos era reunir un buen montón de leña seca y de maderas acarreadas por la resaca. Encendíamos la hoguera en el mismo momento de penetrar en el agua. Cuando salíamos de ella, corríamos hacia el fuego mientras nuestros dientes castañeteaban, para agazaparnos antes las llamas, desnudos, con los brazos abiertos, tostándonos por todos lados hasta casi quemarnos. Nuestras pescas eran milagrosas, si sentíamos hambre , desescamábamos algunos róbalos y sargos, con los que se podrían haber alimentado diez hombres. Primero esparcíamos aceite y sal sobre ellos , y los asábamos sobre los rescoldos ensartados en un arpón. Los poníamos luego sobre las piedras planas y los comíamos con los dedos. Para beber utilizábamos el agua de las fuentes.>>

Lo que contaban los que para mí eran héroes de la infancia y leídas por un niño de 14 años, me hacían soñar con grandes pescas realizadas en aguas turquesas y donde al salir del agua, la gente me recibiría entre aplausos y vítores. Estas palabras leídas de los libros que tenía mi padre en la estantería de casa fueron los que me hicieron que me enamorase de la mar a través de la pesca/caza submarina. Pero la realidad a la que me iba a enfrentar mi primer día en la mar era bien distinta ya que no capturaría esos grandes peces que prometían los libros hasta muchos años más tarde.

Denominación

Mucho se ha debatido ante si la denominación correcta para esta disciplina es "pesca submarina" o "caza submarina", aunque paradójicamte estoy más de acuerdo con la segunda siempre me he inclinado ante la primera acepción cuando hablo de ella. En las siguientes líneas intentaré explicarte el porqué de este debate.

Cuando se realiza esta modalidad el aficionado se sumerge en apnea, es decir, manteniendo su aliento durante el tiempo que dure la inmersión. Desciende al fondo del mar a intenta capturar sus presas con algún instrumento que pueden ir desde los fusiles de gomas o neumáticos hasta las fítoras o pole spearguns (slings) para al final, disparar sobre la pieza seleccionada por él. Aquí es donde radica, según mi parecer, la gran diferencia entre pesca y caza, y es que el apneísta selecciona por un criterio individual y libre qué animal va a sacrificar. No hay lugar a equívoco, lo que capturas es lo que querías capturar. Es cierto que es una actividad que se realiza en la mar, y allí se suelen "pescar" peces mientras que en tierra firme se suelen "cazar" presas pero no es menos cierto que cuando hablamos de la captura de mamíferos marinos hablamos de "cazar ballenas" por ejemplo, aun siendo una "pesca" en medio marino. Así que como podéis comprobar no es fácil dar con una palabra concreta, incluso para la RAE ya que ni allí viene reflejado. Por mi parte seguiré denominándola pesca submarina.

Evolución

Desde tiempos inmemoriables el hombre ha utilizado la pesca submarina para alimentarse en zonas costeras capturando sólo lo que iba a comerse ese día o más adelante, al inventarse métodos de conservación como la salazón, lo que podía conservar para futuras épocas de "vacas flacas" como el invierno. No es hasta el siglo XX cuando el hombre comienza a utilizar esta noble disciplina para capturar presas con el fin de venderlas (de manera legal o ilegal) o de realizar trueque con ellas. Al ser la mar, un terreno al que pocos tenían acceso, los osados que se atrevían a sumergirse en sus aguas se encontraban con un auténtico edén submarino donde poder realizar capturas asombrosas. Y con la llegada, primero de las fotografía donde retratarse con las capturas y posteriormente de las redes sociales, son estas grandes pescas las que han hecho que se forme en la sociedad una imagen muy distorsionada de lo que es realmente la pesca submarina. Son estas mismas nuevas tecnólogías las que tenemos que utilizar para poco a poco volver a dar la imagen que se merece a esta disciplina, es decir, una actividad totalmente selectiva, sostenible, no contaminante y respetuosa con la Naturaleza. 

Cada vez que me sumerjo en la mar para capturar un pez soy consciente que no estoy en mi medio y que él sí. Soy consciente que voy a tener que esforzarme en utilizar todas mis habilidades y mi experiencia para poder tenerlo entre mis manos. Por eso cada vez que sacrifico un pez lo hago con un profundo respeto hacia él y hacia la mar, que me lo ha regalado para que yo y mi familia podamos alimentarnos. Así mismo, también es responsabilidad de cada uno de nosotros, que si no podemos o no tenemos la suerte de obtener pescado gracias a la pesca submarina lo compremos a pescadores que practiquen artes de pesca sostenibles con la mar.

Como en muchos aspectos de la vida intento "evolucionar" y actuar con coherencia, pero si lo que tenemos ante nuestra varilla es un ser vivo deberíamos ser aún más consecuentes y coherentes antes de apretar el gatillo.

Conclusión

Sé un ejemplo para las generaciones presentes y futuras, practica una pesca submarina responsable y vivirás la mar de una manera totalmente diferente y única.

En próximos artículos profundizaremos en esta apasionante disciplina abordando temas como el material, las técnicas, zonas de pesca, leyes o especies cinegéticas.